Sentencia de un juzgado que condena al Sergas por diagnóstico erróneo de fibromialgia, que dio lugar a mantener un tratamiento equivocado que provocaba unos importantes efectos secundarios.
Hubo una época, afortunadamente superada, en la que existía entre algunos médicos un extendido escepticismo sobre la fibromialgia, y ello a pesar de que desde 1993 ya aparecía incluida en el catálogo internacional de enfermedades (CIE-10) de la OMS.
El problema es que no existe prueba diagnostica que la objetivase, más allá de una serie de criterios. Ello unido a la prevalencia cada vez mayor de personas que decían padecerla lo que disuadía a algunos facultativos a considerarla como tal.
Del “creo que tengo fibromialgia Doctor” se ha pasado, en ocasiones, al “tiene usted fibromialgia” como diagnóstico por descarte ante un cuadro de dolor generalizado, cuando un diagnóstico diferencial correcto evidenciaría otra dolencia.
Es el caso de nuestra cliente que tuvo un diagnóstico erróneo de posible fibromialgia en un hospital del Sergas, cuando lo que realmente padecía era los efectos secundarios de un tratamiento con estatinas que dio lugar a niveles patológicos de TSH.
Como quiera que su situación era cada vez peor, acudió a un reumatólogo privado que ya en la primera consulta evidenció que no cumplía criterios de fibromialgia, atribuyendo el cuadro a una posible toxicidad a las estatinas, por lo que eliminó esta medicación y al cabo de dos meses se normalizaron los niveles de TSH y desaparecieron lo síntomas.
El juez lo razona perfectamente en la sentencia, y desacredita el argumento de que la acción estaba prescrita, pues la Administración sanitaria consideraba que la reclamación se había presentado fuera de plazo, argumento fácil al que tienden a acogerse algunos servicios de inspección cuando no quieren considerar otros argumentos.