Sentencia que condena al Sergas a indemnizar con 40.000 euros a la viuda e hijos de un anciano a quien tras un golpe en la cabeza no se le hizo un TAC.
La historia es la siguiente. Un hombre de 89 años anticoagulado acude a su punto de atención continuada tras caerse en casa y sufrir un traumatismo craneoencefálico leve.
Ciertamente el golpe apenas había dejado una pequeña herida en la sien, que se curó sin puntos de sutura, pero obviaron un dato importante: tomaba Sintrom, un anticoagulante.
Las guías de atención a un traumatismo de estas características aconsejan realizar un TAC porque la edad y el Sintrom son factores de riesgo de hemorragia intracraneal.
A las 48 horas el paciente tiene que ingresar de urgencia en un hospital; ahí se le hizo un TAC que evidencia una importante hemorragia. Falleció al cabo de un mes.
Bien es cierto que un TAC precoz no hubiera podido evitar la hemorragia, pero permitiría suspender el Sintrom y revertir sus efectos, consiguiendo que el sangrado fuera menor.
No se hizo y el paciente perdió 48 horas decisivas y con ellas las únicas posibilidades que tenía de sobrevivir a ese leve golpe.
La pérdida de oportunidad de curarse era pequeña, pero suficiente para generar un daño moral a sus familiares cifrado en 40.000 euros.