Sentencia que condena a un farmacéutico y a su aseguradora por provocar a un bebé el síndrome de lobo, que es el crecimiento de vello por todo el cuerpo.
El hijo de nuestros clientes, un lactante todavía, sufrió una hipertricosis farmacológica, que implica un crecimiento del vello desmesurado, por eso también se conoce como el síndrome del lobo.
La causa estuvo en la elaboración de una fórmula magistral con omeprazol, que es un protector gástrico, contaminada con minoxidil, que es un medicamento para la alopecia.
El error no estuvo en el fármaco utilizado sino en la elaboración realizada en la oficina de farmacia, contaminando uno con otro, según se pudo demostrar tras las correspondientes investigaciones.
Durante siete meses el niño tuvo que se vigilado y controlado, no sólo por la enfermedad que negligentemente se le causó, sino por las posibles implicaciones cardíacas, afortunadamente descartadas.
Pues a pesar de la evidencia del error y de que se reclamaba una modesta indemnización, 25.000 euros, la aseguradora del farmacéutico rechazó cualquier cantidad o lo que nos obligó a demandar.
La consecuencia ha sido que el farmacéutico ha sido sancionado y su aseguradora condenada a pagar esos 25.000 euros, más intereses y costas, en una sentencia que reconoce el innegable daño causado.
A pesar tantos casos nos sigue sorprendiendo la contumacia en defender errores tan obvios por parte de estas aseguradoras, que parece que lo que pretenden es disuadir al perjudicado con esa actitud de falsa superioridad.