Sentencia que reconoce a un médico la incapacidad permanente total derivada de accidente de trabajo por padecer el “síndrome del quemado” (burn-out).
Aunque ahora por la pandemia leemos múltiples testimonios de profesionales sanitarios agotados psicológicamente por la extenuante asistencia a los ingentes pacientes de la COVID-19, eso no significa que sea una situación nueva.
El burn-out o síndrome del quemado es una enfermedad reconocida por la OMS que en su última clasificación internacional (CIE-11) la denomina como “síndrome del desgaste ocupacional”, relacionándola directamente con el trabajo.
La elevada presión asistencial, el acumulo de tareas burocráticas a las propias, la falta de incentivos profesionales y, porque no decirlo, los recortes de pasadas crisis, han llevado a muchos profesionales a precisar tratamiento médico y psicológico.
Algunos casos más graves conducen a una depresión crónica que impide al profesional retomar su actividad, pues le genera rechazo y angustia; esto fue lo sucedido a nuestro cliente, al que tampoco sus superiores hicieron nada por paliar su sobrecarga consulta.
Ahora una sentencia condena al INSS a reconocerle a este médico una incapacidad permanente total derivada de accidente de trabajo, que es lo novedoso, al acreditar la relación de sus padecimientos con el trabajo.