Sentencia que condena al Sergas a abonar el importe de un motor eléctrico para la silla de ruedas de una niña.
Ana (nombre ficticio) es una niña que por su enfermedad neurológica tiene que desplazarse en una niña de ruedas.
Ana carece de fuerza para impulsar una silla manual pero también de destreza para manejar una silla eléctrica.
La madre de Ana pidió que se le abonasen 1.200 euros por la compra de un pequeño motor eléctrico para ayudar a manejar la silla por las empinadas calles de su ciudad.
El Sergas se lo denegó, a pesar de que es la tercera parte del coste de una silla eléctrica financiable con recursos públicos.
Se lo denegó a pesar de los informes de educadores y pedagogos del centro público al que asiste y de los pediatras de Ana.
La sentencia condena al abono de su coste en aplicación de los principios generales de protección a la infancia y en interpretación flexible del catálogo ortoprotésico.
Un impulso para su plena integración social. Y una gran alegría para nuestro despacho. Los pequeños asuntos son a veces los que más satisfacciones producen.