Sentencia que condena al SERGAS a indemnizar a las hijas de una anciana en la cantidad de 45.000 euros por falta de atención domiciliaria.
Cuando la asistencia a nuestros mayores está en tela de juicio por la letalidad del coronavirus en algunas residencias, esta sentencia viene a poner en evidencia como en ocasiones banalizar determinados síntomas, por el hecho de la edad y la pluripatología, puede ser fatal.
Nuestras clientas llamarón al médico para que acudiera a ver a su madre quejosa, a la que cuidaban en casa. El médico, a pesar de los antecedentes cardíacos, atribuyó el dolor a la artrosis propia de la edad, y le administró un análgesico y un medicamento para las nauseas.
A pesar de la llamada de las hijas de que su madre seguía mal el médico le dijo que no había motivo de preocupación. Al cabo de 4 horas la encontraron muerta en su cama. La autopsia demostró que había fallecido de una cardiopatía, es decir, de la enfermedad principal que padecía.
Lo más llamativo del caso es que el médico ni se preocupó de anotar nada en la historia clínica, lo cual acrecienta, según la sentencia que viene a darnos la razón, la falta de diligencia de quien ni se preocupa en dejar constancia de la asistencia prestada.
Nuestros mayores se merecen el mejor de los cuidados, y a fe que los reciben, de sus familias y de los profesionales socio-sanitarios. Pero en ocasiones ocurren desgracias que podrían evitarse. Como esta y como la de tantos abuelos fallecidos en las últimas semanas.