Tribuna publicada en Diario Médico el 24 de julio de 2017
En la responsabilidad por medicamento la relación de causalidad es el elemento de mayor dificultad probatoria. Por tal motivo, estos pleitos escenifican a menudo un debate entre peritos; donde unos ven efectiva causalidad, otros ven simple casualidad.
Los jueces asisten así a opiniones técnicas divergentes en cuanto al riesgo del producto, de modo que tienen que decantarse entre la causalidad y la casualidad, entre atribuir la responsabilidad al fabricante o descartarla.
Si las premisas de que disponen son que tras administrar una vacuna el paciente desarrolla una enfermedad, que a otros pacientes les ha pasado lo mismo y que no existe otro antecedente que lo explique, la conclusión elemental es que ésa sea la causa.
Pero si al juez le ponen encima de su mesa sesudos informes que descartan la base científica de tal conclusión, ¿puede prescindirse de esa pretendida verdad científica y atribuir el daño igualmente a la vacuna?
La respuesta para el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en su sentencia de 21 de junio de 2017 es que sí. Es decir, que mediante lo que llama "indicios sólidos" se puede asumir una proposición científicamente no probada para alcanzar una verdad judicialmente probada.
En Medicina, esto puede considerarse un anatema, pero en derecho es la base de su propia epistemología. La prueba en el proceso judicial no pretende encontrar la verdad material, sino fijar los hechos mediante determinados procedimientos formales.
Lo dijo el siglo pasado el insigne jurista italiano Carnelutti y, en cierto modo, lo recuerda ahora el tribunal europeo. Porque probar la causalidad en base a certezas médicas haría inútil el fin de protección de la norma, que es la seguridad y salud de los consumidores.
No creo que esta sentencia desincentive la investigación por el temor a condenas millonarias.
Su efecto debería ser justo el contrario, en línea con lo que Popper ya advirtió hace tiempo: que el ídolo de certidumbre científica no frene el avance de la Medicina.
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