El Juzgado de lo contencioso-administrativo nº. 1 de Lugo condena al Sergas y a su aseguradora.
La sentencia, estimando nuestros argumentos, entiende que el consentimiento recabado a nuestro cliente antes de someterse a una radioterapia muy agresiva no puede considerse como "informado", es decir, que se le diese una información de los riesgos a los que el paciente se enfrentaba.
Tal es así que el documento firmado por el paciente valdría para cualquier tipo de intervención, calificado por la jueza como "esteriotipado" y a todas luces insuficiente. Esa falta de información genera un daño moral cifrado en 40.000 euros, indemnización que se incrementará con los intereses de demora desde el año 2011.
Nuestro cliente sufrió las secuelas de un tratamiento que puede producirlas en determinados casos, pero no se le indemniza por ese riesgo típico, sino por faltar la información de que ese riesgo podía darse, o sea, que el tratamiento no era inocuo. Informar en medicina es tan importante como curar.
