El Sergas acaba de firmar el plan de estabilización para reducir el empleo eventual, pero no es oro todo lo que reluce.
La memoria televisiva de quienes en los ochenta todavía íbamos al colegio se nutre de series míticas como El Equipo A o Magnum, antecedentes de otras, ya llegados a la universidad, también inolvidables como Cheers o Friends. Todas nos dejaron frases míticas. Ahora recupero esa con la que Hannibal, el jefe del equipo A, terminaba cada episodio: “Me encanta que los planes salgan bien”.
Pues el Sergas también tiene un plan –que no sabemos cómo saldrá-, de estabilización y provisión de plazas, con el que pretende, si la próxima Ley presupuestaria se lo permite, convertir a 400 eventuales en interinos entre los años 2017 y 2018. Pero el destino de esas plazas será un concurso de movilidad permanente, de modo que poco durará la alegría en la casa del eventual, que pasará de encadenar contratos a ser cesado.
¿Es eso estabilización? Evidentemente no. Crear presupuestariamente una plaza para acto seguido incluirla en un concurso de traslados, supone tanto como decirle al eventual que lleva seis o siete años encadenando contratos que su incertidumbre permanente de saber si le prorrogarán cada tres o cuatro meses, se convertirá en la certidumbre de que al poco de ser estabilizado será cesado.
No tiene sentido. Obviamente los sindicatos, con quienes se ha pactado el plan, han querido meter la baza de la demanda permanente de sus afiliados más antiguos, que es que la movilidad sea completa, es decir, que todas las plazas ocupadas por personal interino salgan a concurso, lo cual no sólo carece de respaldo legal, sino que distorsiona el efecto de cualquier medida que pretenda consolidar el empleo temporal.
Una cosa es que haya concursos de traslados a la par que ofertas públicas de empleo y otra cosa muy distinta es que todas las plazas estén en permanente oferta de movilidad, lo que no está previsto en ninguna norma. Y todo esto se hace además sin que se aclare con carácter previo cuáles son esas plazas que aflorarán en las correspondientes plantillas de personal, lo que es tanto como hacer castillos en el aire.
Mi consejo es que los eventuales sigan reclamando administrativa e incluso judicialmente la conversión de su vínculo eventual es indefinido, a fin de, llegado el momento de su cese si este se produce, puedan reclamar una indemnización acorde a su antigüedad real y no la que derive del breve nombramiento de interinidad de resultas de ese plan. Pues como decía Magnum en otra mítica frase: “seica me amolas Higgins”, pues eso, Almuiña
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